Como fabricante o laboratorio de calibración, generalmente no podemos establecer un plazo inequívoco para la recalibración de un instrumento de prueba. La modificación de los equipos depende del tipo mismo, del modo de utilización, del medio ambiente y por supuesto también de sus exigencias a la exactitud. Normalmente se comienza con un intervalo de recalibración de 12 meses (o menos en caso de una utilización extremamente intensa). En la segunda recalibración ya se puede tener una idea si el instrumento de prueba tiene estabilidad y el intervalo de recalibración se puede aumentar p.ej. a 24 meses. No obstante se tiene siempre que tener en cuenta un defecto casual o un daño por negligencia. El intervalo de recalibración máximo especificado después de algunos años, por lo tanto, se puede considerar más bien como asunto del riesgo empresarial.